Una de las grandes contradicciones de la Navidad es el sacrificio de miles de árboles. El abeto al ser un árbol de hoja perenne, y por tanto estar siempre verde se asociaba a las antiguas fiestas del nacimiento del año nuevo y al triunfo de la vida sobre los rigores del invierno. La primera noticia que se tiene de un árbol de Navidad data de hace casi 500 años, de 1539 en Estrasburgo.
Sin embargo, son pocos los árboles que sobreviven a la dura prueba de la Navidad. Los problemas principales son la aclimatación debido al choque entre el frío del invierno y las calefacciones, la falta de nutrientes y aunque legalmente deben venderse con raíces muchas veces estas son insuficientes o disponen de poca tierra. Incluso con un sistema eficaz de recogida, sólo se salvaría uno de cada cuatro.
No son árboles autóctonos por lo que no son aconsejables para repoblar zonas naturales o espacios protegidos. Si pueden adornar parques, jardines, y uno de los usos más útiles y ecológicos de estos árboles es el de pantalla acústica y contra la contaminación. La forma de las coníferas y al ser de hoja perenne resultan ideales como pantalla acústica; además de mitigar algunos tipos de contaminación, en especial la producida por partículas en suspensión. Aunque, por ecología, la mejor alternativa entre el árbol natural y el artificial de plástico es el Belén, Pesebre o Nacimiento, lógicamente con figuras de madera, cerámica, u otros materiales no dañinos para el medio ambiente y que pueden volver a ser utilizadas año tras año e incluso pasar de generación en generación.
Para que el árbol pueda sobrevivir a las Fiestas
1. Comprobar que el árbol que se compre esta vivo. Las coníferas pueden estar muertas y mantener sus hojas verdes durante bastantes días hasta que caen. De forma rápida se puede comprobar el estado del árbol pasando con la mano una de sus ramas, si las agujas de sus hojas se caen con facilidad es que el árbol no está en buenas condiciones y necesita agua o nutrientes, si las agujas se caen todas es que el árbol está muerto o gravemente dañado.
2. Asegurarse al comprar el árbol tenga un buen cepellón, es decir que tenga raíces y dispongan de tierra suficiente.
3. Colocar el árbol en un tiesto lo suficientemente grande para las necesidades de sus raíces, añadir tierra y comprobar la humedad de la misma, añadiendo agua y nutrientes cuando sea necesario. A pesar de considerarse un adorno más, no hay que olvidar que es un ser vivo.
4. No someterlo a fuertes cambios de temperatura. Las coníferas son muy resistentes al frío, pero el cambio del frío del invierno al calor de una casa es muchas veces mortal para ellas.
5. No colocar el árbol junto a un radiador u otra fuente de calor. (Usa bombillas LED ya que no producen calor y ayudas a bajar el consumo de energía)
6. No sobrecargar el árbol de adornos.
7. En estos últimos años muchos ayuntamientos han dispuesto un sistema de recogida de árboles navideños. Póngase en contacto con su ayuntamiento y asegúrese que el árbol no termine en la basura y que pueda volver a ser replantado.
"toma en cuenta que: si puedes evitar los árboles naturales para la decoración navideña, existen infinidad de ideas y materiales que puedes utilizar para que diseñes tu original árbol de Navidad, procura que sean materiales biodegradables y recuerda vivir las fiestas con responsabilidad ambiental".
martes, 21 de octubre de 2008
Si pones un Arbol de Navidad Natural asegurate que este VIVO
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